comida basura

La pandemia de coronavirius nos está sirviendo para poner las cosas en su sitio. El peso (negativo) de una conocida marca ha supuesto que la presión social haya conseguido romper un contrato de suministro de alimentación con la Comunidad de Madrid.

Comida basura, marca basura?

Una noticia de 8 de mayo de 2020: «La cadena de restaurantes Telepizza finaliza su acuerdo de colaboración con la Comunidad de Madrid (CAM) y dejará de ofrecer sus menús a escolares con beca de comedor a partir del 14 de mayo, fecha que se estima que la CAM haya encontrado otras alternativas».

La compañía aceptó este acuerdo el 18 de marzo, por responsabilidad con un colectivo vulnerable, alianza que estaba establecida hasta el 31 de marzo, plazo que se amplió ante la necesidad de que las familias continuarán recibiendo alimentos durante el estado de alarma. Para ello, la empresa puso a disposición del organismo 98 establecimientos y desarrolló cinco menús diferentes, de los cuales sólo incluyen pizza una vez a la semana. Diariamente se han entregado una media de 2.800 menús.

Según el comunicado de la cadena, “la CAM subvenciona con 5 euros cada menú entregado y Telepizza sólo recibe la subvención correspondiente a dichos menús. Una cantidad que no cubre el coste, mano de obra, mantenimiento, logística y apertura de espacios”.

La marca de restauración reitera en su comunicado “su satisfacción por haber podido reaccionar con todos sus recursos y agradece de nuevo a sus empleados y franquiciados por haber tendido su mano para ayudar en esta situación, poniendo por delante su afán por colaborar y no la rentabilidad”, añadiendo que “seguirá trabajando por el mantenimiento del empleo, la seguridad de sus trabajadores y clientes”.

No es la única acción solidaria de Telepizza, ya que, desde el inicio de la crisis, la empresa ha donado más de 15.000 pizzas a distintas instituciones y organizaciones…. sin embargo el poso que deja la noticia es que la opinión pública ha presionado para que una compañía especializada en comida basura deje de suministrar las becas escolares de alimentación.

De nuevo la marca es un problema de percepciones y no de características de productos. No sabremos si lo que se ha entregado en los comedores escolares han sido pizzas o ensaladas. Lo cierto es que la marca posicionada como junk food no ha podido soportar el stress de la opinión pública.

La comida basura

La comida rápida viene del inglés “fastfood” y se ha asociado a “comida basura” o “comida chatarra”. Aunque no toda comida rápida es comida basura. Hay comida rápida que es saludable. California es la tierra natal de la comida rápida.

La comida basura es la comida preparada que se puede llevar caliente de los restaurantes (hamburgueserías, pizzerías, establecimientos de pollo frito…) y se puede comer inmediatamente. También son los platos precocinados que solo hay que recalentar antes de servirlos.

Estaríamos hablando de snacks con sal, azúcares y grasas saturadas, con poco valor nutricional.

También, claro, de las hamburguesas y pizzas, generalmente, se acompañan de un refresco y un postre dulce. No se incluyen ensaladas, verduras, legumbres, fruta, necesarias para una dieta equilibrada.

El restaurante basura

Los restaurantes de comida basura dan comida barata y de baja calidad. Muchos de ellos abundan en los colores agresivos cálidos, (rojos naranjas), la música ambiente y la ergonomía de los muebles raquítica para estar incómodos, consumir y abandonar el local.

Respecto a las hamburguesas no están hechas con solomillo de ternera. Y las patatas no están fritas con aceite de oliva.

No sabemos si este tipo de alimentos congelados respeta los mínimos requisitos de producción sostenible, cercana, respetuosa con el medio ambiente.

Los recipientes, cubiertos y vasos son de un solo uso, de usar y tirar, con lo que ello supone para el medio ambiente.

También se puede consumir sin cubiertos y en la mayoría de estos restaurantes no hay camareros. Tan solo personal para recoger y limpiar las mesas.

Ensaya el “NO, gracias

Nuestra recomendación es evitar en lo posible este consumo, ya que es conocida la relación de estos alimentos con enfermedades tales como la obesidad, diabetes y enfermedades coronarias

Y qué hacer ante estas situaciones? En primer lugar intentar cambiar de hábitos.

Mira a los ojos al decir “No, gracias”. Así verán que lo tienes claro y que no te pueden presionar.

Por tanto, practica el “NO” en tu casa, frente al espejo, con claridad y firmeza.

  • No, gracias a las bebidas azucaradas, a las raciones descomunales de palomitas que nos ponen en los cines…
  • No, gracias, prefiero beber agua.
  • No, gracias, me he traído un plátano.
  • No, gracias, me he preparado un bocadillo de jamón con tomate ¿Quieres un trozo?

Aprovecha la pandemia para volver a cocinar en casa. La cocina casera es muy creativa. Únete al movimiento Slow food!

Alimentarse con conciencia Slow Food significa comer con atención, en especial valorando la calidad y, con ello, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.

Y recuerda que a tus amigos les gustas por lo que eres. No dejes que decidan por ti.

Nunca es tarde para aprender a comer y disfrutar comiendo.