El otro día, en un aparcamiento observé como la mayoría de los colores de los coches eran pardos, grises, negros y blancos. Poco estallido de color para una crisis que se anuncia dura. ¿Afectan las crisis a las preferencias de los conductores?
Ni azul, ni rojo ni verde. Las carreteras podrían ser un constante espectáculo fluido en tecnicolor, y sin embargo están llenas de colores sobrios. Desde hace décadas, los fabricantes ofrecen coches pintados y decorados con miles de combinaciones, según la moda y el estilo de cada época, y aún así hoy las tendencias apuntan a los blancos, grises, plateados o negros. ¿Cómo se explica esto?
El color es uno de los elementos más importantes en el diseño de un automóvil. ¿Queremos transmitir lujo o deportividad? ¿La excitación de la juventud o la calma de la vida adulta? El color es un gran comunicador, y también refleja los estados de ánimo personales y colectivos. Según el último informe de Axalta, en 2019 el 38% de los modelos vendidos en todo el mundo fueron blancos, por delante de los negros (19%), los grises (13%) y los plateados (10%).
En conjunto, todos estos colores neutros copan en la actualidad nada más ni nada menos que el 80% de la cuota del mercado global. ¿Dónde han ido a parar los coches de colores? ¿Nos hemos vuelto más sosos en el siglo XXI? Hagamos un breve repaso a la historia para buscar respuestas.
Los colores son para tiempos de paz
Los primeros automóviles heredaron los colores de los coches de caballos, y también sus problemas: el pigmento era caro y no resistía mucho frente a las inclemencias del tiempo. Cada vez que un tono se tornaba amarillento, había que volver a pintar (y volver a pagar). Los colores oscuros aguantaban más tiempo, por lo que durante décadas se usaron casi exclusivamente.
Las innovaciones que llegaron con los acuerdos de paz tras la Primera Guerra Mundial abrieron las puertas a otros colores. Fue un momento de gran ilusión en la industria de la automoción, un poco como cuando la niña Dorothy, en su búsqueda de una vida mejor «en algún lugar sobre el arco iris» llega al país tecnicolor en la película del Mago de Oz (1939). Según explica Gundula Tutt, conservadora, restauradora e historiadora del mundo de la automoción, durante los «felices años 20» americanos se llegaron a combinar hasta cuatro colores en un mismo modelo; ¡algunos incluso incluían motivos como pájaros o mariposas! La revolución del color estaba servida.
Las guerras (y las crisis) son grises
La explosión multicolor de los «felices años 20» se vio interrumpida por el Crac del 29, la catastrófica caída de la bolsa en Estados Unidos que sacudió la economía mundial. En los duros años que siguieron, explica Tutt, los colores de los automóviles viraron hacia tonos más grisáceos, más tristes, una tendencia que se volvería a repetir con la Segunda Guerra Mundial y con la última crisis financiera global de 2008.
La paz de la segunda mitad del siglo XX llenó las carreteras de los países industrializados de automóviles de colores; la tecnología para hacerlos más resistentes y más baratos avanzaba a todo gas.
¿Han llegado los grises para quedarse?
Con la última crisis financiera global de 2008 se volvió a repetir la tendencia: subió la demanda de pigmentos neutros, especialmente blancos y grises. Son las opciones prácticas y seguras que los conductores priorizamos en tiempos de incertidumbre.
Sin embargo, a pesar de la mejora económica de los últimos años, la preferencia por los colores neutros se ha mantenido. Según el informe de Axalta, el blanco domina el mercado de la automoción desde 2011. Hay quien explica esto por una influencia de las tendencias en diseño de los dispositivos y ‘gadgets‘ que han inundado nuestras vidas desde los años 2000.
Sin embargo, es razonable esperar que la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia del coronavirus acentúe la preferencia por los colores sobrios y simples, al menos temporalmente. Hasta cuándo no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que todo pasa. La historia avanza en ciclos: tras un período gris llega siempre una explosión de colores.
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