“Las ciudades son en realidad productos cuyas identidades y valores
deben ser diseñados y comercializados. Las ciudades que no logran
comercializarse a sí mismas con éxito, afrontan el riesgo del estancamiento
económico y declinación”
Philip Kotler.
De cara a la salida de la pandemia de coronavirus, las ciudades han de recuperar de nuevo el pulso vital.
El turismo y las inversiones, la vida en definitiva, volverán a brotar en nuestras ciudades.
La marca ciudad puede ser una herramienta muy adecuada para contribuir al renacimiento de las ciudades.
Además de ser marcas, las ciudades, como los países, pueden ser o “actuar”
también como productos, sobre todo cuando sirven como destinos turísticos,
pujando unas con otras.
Productos, personas, ciudades, generan una imagen de sí mismos, incluso sin
tener una marca y aunque no nos demos cuenta de ello.
De ahí que actualmente muchos países y ciudades, sobre todo quienes exportan
productos, servicios o su Imagen de Marca estén trabajando en desarrollar
estrategias para lanzar o controlar su Imagen de Marca.
Marca ciudad
Por eso las ciudades, además de posicionarse turísticamente, están buscando
su diferenciación a través de una Marca Ciudad que las identifique y singularice.
En este sentido, las grandes ciudades han sido las primeras que han hecho
que su singularidad destaque por encima de las demás, llegando a reforzar sus
mensajes de cohesión en momentos de crisis:
como lo hizo Milton Glaser paras su marca ciudad NY con aquel mítico “I love
– con el característico corazón de la big apple – NY more than ever” (“Amo NY más que
nunca”) tras el atentado de las Torres Gemelas del 11-S).
Este axioma seguro que resurgirá poderoso tras la crisis del Covid 19.
Sin embargo, lo más interesante es que no sólo las grandes urbes buscan ser
las “elegidas”. Las medianas y pequeñas urbes luchan también por convertirse
en un imán que atraiga por sus bondades y su particularidad.
Por lo tanto, el panorama es de una competencia generalizada por atraer
personas, empresas, inversiones, que a su vez hagan a la ciudad más
competitiva y permitan atraer nuevas personas, nuevas empresas, nuevas
inversiones.
Para sobrevivir en este escenario tan complejo se puedan aplicar los
principios para la creación de la marca de un producto o servicio.
La Marca Ciudad resulta mucho más compleja de identificar, desarrollar y comunicar
e igualmente más difícil de conseguir la integración de todos los intereses políticos y
estrategias de comunicación.
Sólo se pueden tener en cuenta todos estos aspectos, abordando la Marca
Ciudad como parte de un todo – un Plan Estratégico de Identidad – con un
amplio enfoque metodológico que defina la Identidad de la Ciudad de forma
consistente y sostenible.
Guardián de la Marca
Para dirigir y garantizar este consenso, así como la propia viabilidad del Plan,
se requiere una gestión y dirección integral y única ( “Guardián de la Marca”),
donde el Gobierno Local, como agente principal, debe perseguir la
incorporación de nuevos valores en la estrategia de definición y aplicación de la
imagen como:
• Calidad: calidad urbana y espacial como base de la competitividad de la
ciudad a medio y largo plazo.
• Sostenibilidad: pensando en las generaciones futuras y a múltiples
niveles: económicos, sociales, culturales y medioambientales.
• Cooperación: más allá de la coordinación interadministrativa, se hace
imprescindible una cooperación entre agentes públicos y privados.
• Accesibilidad: una ciudad de la que puedan disfrutar todos los
ciudadanos y visitantes mediante la eliminación de barreras físicas y
culturales.
Metodología de creación de marca Ciudad
Todas estas cuestiones precisan una aproximación desde múltiples
perspectivas y el recurso de diversas metodologías y técnicas de investigación.
En este sentido, para definir metodológicamente la Identidad de la Marca
Ciudad, ésta se debe sustentar, a partir del conocimiento previo tanto de su
imagen real como de la percibida, en una identidad atractiva posicionada,
diferenciada, con una ventaja comparativa memorable, coherente y válida para
todos los stakeholders de la ciudad.
Es decir, una idea dominante que pueda ser aceptada y utilizada en función de
los intereses de todos y cada uno de sus públicos objetivo.
Por esa razón, antes incluso de intentar proyectar y exportar una nueva Imagen
de la Ciudad, es de vital importancia tener en cuenta, sobre todo a los ciudadanos,
para que éstos participen en la definición de la identidad, investigando y analizando de
antemano sus opiniones, de forma que asimilen con orgullo el proyecto de dotar de una
marca a su ciudad, transmitiéndoles las enormes posibilidades que se pueden generar de
cara al futuro, tanto para la ciudad, como para ellos mismos.
No hay que olvidar que la Marca Ciudad “marca” a sus habitantes, tanto dentro
como fuera de la propia ciudad.
No cometer errores
Si se consigue que los ciudadanos sientan la iniciativa como suya -minimizando
las posibles ideas preconcebidas o sublimadas que tengan sobre su propia
ciudad o sobre sí mismos-, estaremos acercándonos a la construcción de una
Marca Ciudad fuerte, con contenido, sólidamente aceptada por sus ciudadanos
y seriamente ligada al compromiso institucional Así evitaremos encontrarnos con
reacciones adversas como le sucedió al gobierno de Liechtenstein cuando creó
una Marca Turística del País apoyándose en uno de sus puntos débiles: su
tamaño minúsculo, lo que, curiosamente, originó una mayúscula reacción
popular en contra de la Marca.
Siguiendo con el proceso metodológico, para “construir” la Imagen de Marca de
la Ciudad, debemos prestar especial atención a la difusión y aplicación de la
Marca Ciudad en la propia Ciudad.
Como comentó Vicente Verdú en su artículo “La Marca” con motivo de la boda
en Madrid de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias con Doña Leticia Ortiz:
“..una boda real es, en sí, un suceso muy visto, fasto más fasto menos. Lo de
verdad importante del acontecimiento es su potencial en cuanto a imagen de
marca…”,
Olimpiadas y otras hierbas
Los acontecimientos oficiales y extraordinarios (olimpiadas, bodas y funerales
de Estado, exposiciones universales y acontecimientos deportivo-culturales de
carácter internacional, etc.) son un buen escaparate y oportunidad para
transmitir Marca.
La aplicación debe buscar su integración en el ambiente, formar parte del
paisaje, comunicándose con los ciudadanos y actuando como elemento
cohesionador e identificativo de sus habitantes dentro y fuera de la ciudad.
El objetivo final de la Marca Ciudad es actuar como “locomotora” de la nueva
realidad de la ciudad y afectar positivamente no sólo al turismo, sino también a
las restantes actividades empresariales, haciendo que pueda aspirar
legítimamente a la cuota de futuro que le corresponde.
CONFERENCIA INTA/ASIPI, Sao Paulo, Brazil, 10-14 Marzo 2007
Ponencia: “Branding in South America” by Iñigo López de Uralde